4 de agosto de 2011

COQUE de PETRÓLEO

Refinería de Petróleo

Sin duda ustedes habrán oído hablar del coque del carbón, obtenido a partir de la destilación de la hulla a temperaturas muy altas y en ausencia de aire. Cuando el carbón de hulla se calienta desprende gases muy valiosos para la industria y deja un residuo muy ligero y poroso, carente de los materiales volátiles. El coque de carbón se utiliza en la industria siderúrgica, e incluso en la calefacción y cocina de los hogares porque su combustión no produce humo y resulta menos contaminante.

El refinado de petróleo en plantas de última generación permite extraer cada vez más productos y hacerlo de forma menos dañina para el medio ambiente. Si echamos la mirada atrás, el petróleo crudo tenía muy poca utilidad. En la antigüedad lo utilizaban sobre todo para el calafateo de las embarcaciones con el fin de hacerlas impermeables, una técnica que apareció por primera vez hace 6000 años en Asiria. También se le ha utilizado para engrasar pieles, ¡que debían de detectarse a la distancia!, o a modo de cemento para fijar ladrillos en las construcciones. Pero poca es la utilidad que se le encontró a ese líquido viscoso, negro y maloliente.

No fue hasta la aparición del refinado o destilado del petróleo que comenzaron a separarse la multitud de sustancias que componen el hoy denominado oro negro. Cada una de esas sustancias por separado tiene miles de aplicaciones, a cual más práctica y útil. Para refinar el petróleo solo tenemos que hervir la mezcla en una columna cerrada, a unos 340ºC y provocar la condensación de los productos a distintas alturas de la columna, de modo que cuanto más arriba menor será la temperatura a la que condensen.

Así, arriba del todo, salen los gases con los que llenamos las bombonas de butano. Más abajo nos encontramos con los productos base para la industria petroquímica, como los fertilizantes, los plásticos, y los disolventes. Si seguimos descendiendo nos encontramos con la nafta, necesaria para la fabricación de la gasolina, el keroseno utilizado en los motores de aviación, y el gasóleo que mueve los motores diesel de camiones, autobuses, trenes y tractores. Finalmente, obtenemos los productos más pesados, como el fuel (combustible bunker) y los asfaltos para las carreteras.

De todos estos productos, el fuel está cambiando sus usos. Tradicionalmente se ha venido utilizando para las embarcaciones y las centrales eléctricas, pero su combustión es extremadamente contaminante (ver entrada combustible bunker). El caso es que es un producto pesado que siempre se obtiene en el proceso de refinado. Si no lo utilizamos para producir combustible ¿qué hacemos con él?



Coque de petróleo
 El problema se ha solucionado en las refinerías más modernas. La química nos indica que los distintos productos del petróleo están formados por moléculas de hidrocarburos de diferente longitud. Por tanto, la solución al problema pasa por incluir en las refinerías unidades dedicadas a romper las largas cadenas y convertirlas en moléculas más pequeñas. A este proceso se le denomina cracking y da lugar a un proceso de refinado mucho más preciso y eficiente. Una vez procesado el fuel, obtenemos más gasóleo, junto con otros productos ligeros de gran utilidad. Finalmente las moléculas que son demasiado grandes se convierten en coque de petróleo, un material solido que se utiliza en la fabricación de cemento. Tambien se utiliza mezclado con carbón para la generación eléctrica en centrales térmicas, donde logran reduciones del coste de generación de entre un 30% y un 45%. El coke más puro se utiliza para la fabricación de electrodos.

Como ven, del petróleo no se desperdicia nada. La moderna industria petrolífera ha convertido la maloliente sustancia en un abanico de productos cada vez más amplio, complejo y útil.

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