27 de agosto de 2011

TELESCOPIO ESPACIAL JAMES WEBB


Primros espejos del JWST

Cuando el Telescopio Espacial Hubble se retire definitivamente dentro de unos años, será sustituido por uno de nueva generación, el Telescopio Espacial James Webb (JWST). Bautizado con el nombre del administrador de la NASA durante la época de prestigioso programa APOLO, el nuevo telescopio tendrá un área colectora 6 veces mayor a la del Hubble y sus instrumentos observarán en la banda del infrarrojo (la más difícil de observar desde la superficie de la Tierra), con una potencia desconocida hasta el momento. Su objetivo será estudiar el universo en sus primeros momentos, cuando se formaron las primeras galaxias. También se utilizará para detectar exoplanetas de tamaño similar a la Tierra.

El nuevo observatorio espacial es una misión de 5.000 millones de euros en la que participa la NASA junto con la ESA (Agencia Espacial Europea), y Canadá. El telescopio sucederá al mítico Hubble, que ha rastreado los cielos con gran éxito desde 1990, a partir del año 2018. El Webb promete mejorar las asombrosamente nítidas imágenes del cosmos que ya nos enviara el Hubble. Su objetivo principal será detectar las explosiones de las primeras estrellas de universo, con lo que se espera que nos revele el origen de las galaxias actuales. También dirigirá su aguda mirada hacia las nubes de gas y polvo de las cuales surgen los sistemas solares.

Una vez ensamblado el Webb tendrá un espejo principal de 6,5 metros de diámetro (el del Hubble tenía 2,4 m), compuesto por 18 espejos hexagonales bañados en oro. Cada uno de los segmentos está fabricado en berilio con más de un metro de diámetro y cinco centímetros de grosor. El ensamblaje debe ser perfecto para que los 18 segmentos actúen como un solo espejo, por lo que las uniones entre ellos tendrá una precisión de alineamiento del orden de la diezmilésima parte del grosor de un cabello humano.

Comparación de los espejos del Hubble y el James Webb.

El JWST será puesto en órbita a una distancia de un millón de kilómetros, superior a la que separa a la Tierra de la Luna (384.000 km). Una vez en el punto de equilibrio gravitatorio (L2), desplegará un gigantesco paraguas protector. Un parasol que tienen que evitar que la temperatura de los espejos supere los 55 grados Kelvin (unos 220 grados Centígrados bajo cero) o, de lo contrario, perdería la sensibilidad necesaria para captar las tenues radiaciones que han viajado por el universo durante 13.000 millones de años. El gigantesco parasol irá plegado durante el viaje por falta de espacio en el cohete portador. Cuando se despliega en órbita, alcanzará un tamaño de 11 metros de ancho por 19 de largo, evitando que la luz del Sol pueda inutilizar los delicados instrumentos del observatorio.



Una órbita tan alejada es necesaria para evitar que el calor que desprende la Tierra pueda alterar las observaciones. Pero una posición tan alejada de la Tierra supone un reto tecnológico para los técnicos de la NASA que no tendrán margen de error. A diferencia de lo que ocurrió con el Hubble, ya no existen los transbordadores espaciales que incluso, si se mantuvieran en activo, no podrían llegar tan lejos como para reparar al James webb. El ingenio será lanzado mediante el cohete europeo Aarian 5, el único con una bahía de carga lo suficientemente capaz. Pero dado su gran tamaño, el Webb se tendrá que desplegar como un transformer una vez alcance su órbita.

Las cuestiones científicas sobre las que James Webb deberá arrojar nueva luz son:

  1. ¿Cómo acabó la edad oscura del cosmos? Deberá detectar las primeras estrellas gigantes que se formaron en el inicio del universo y sus explosiones en supernovas.
  2. ¿Cómo se forman las galaxias como nuestra Vía Láctea? Los restos de las explosiones generaron el gas y el polvo que dieron origen a galaxias como la nuestra.
  3. ¿Cómo nacieron las estrellas y los planetas? Los sensores de infrarrojos del Webb podrán escudriñar en las nubes de gas y polvo que dieron origen al nacimiento de los sistemas solares.
  4. ¿Hay vida en otros planetas? James Webb tendrá la potencia suficiente para estudiar familias de planetas entorno a estrellas cercanas. Con suerte detectará planetas similares a la Tierra.
Sin embargo, las últimas noticias sobre el futuro del observatorio espacial no son nada aragüeñas. En julio 2011, el congreso de los Estados Unidos canceló el presupuesto destinado para el proyecto en el año 2012, la NASA cuenta con reservas para que el proyecto sigua adelante un año más pero no mucho más allá. Para que el JSWT pueda salvarse, la NASA tiene que conseguir rebajar el coste total del proyecto. Sería lamentable que los políticos de Estados Unidos decidan una vez más reducir el abultado déficit de su nación a costa de cancelar proyectos científicos. El alto coste del JWST, junto con unos presupuestos menguantes para la ciencia han disminuido drásticamente el número de misiones futuras.


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