11 de septiembre de 2011

LA CAPA DE HIELO ÁRTICO ALCANZA NIVELES MÍNIMOS

Christian Houge
El área cubierta en el océano ártico alcanza su menor superficie esta semana. El deshielo nunca había sido tan pronunciado desde que comenzaron las observaciones en 1972. “Es un mínimo histórico”, dijo Georg Heygster, jefe de unidad de Física Medioambiental y Detección de Imágenes de la Universidad de Bremen. El nuevo resultado es un 0,5 por ciento inferior al record anterior, que data de Septiembre del 2007. Según informó, "el 8 de septiembre, la extensión del hielo ártico era de 4.240 millones de kilómetros cuadrados". Aunque existe cierta discrepancia con los datos tomados por el Centro Nacional de Medida del Hielo y la Nieve de Estados Unidos (NSIDC), que establece que se alcanzaron los 4.100 millones de kilómetros cuadrados. En cualquier caso, cifras muy próximas y preocupantes, pues la cobertura de los hielos árticos tiene una función crítica en los ciclos climáticos al reflejar gran parte de la luz solar incidente.

La retirada de hielo en verano es un 50% mayor que hace cuatro décadas, lo cual es signo del calentamiento global, y tendrá repercusiones negativas a escala local y planetaria. Es también un signo evidente del papel humano en la alteración del clima, según los científicos. “El retroceso de hielo marino ya no puede ser explicada por la variabilidad natural de un año a otro debido a efectos del clima”, dijo Heygster en un comunicado emitido por su universidad. “Los modelos climáticos muestran, más bien, que la reducción se relaciona con la acción del hombre en el calentamiento global, debido a que el efecto albedo es particularmente pronunciado en el Ártico”.

La ausencia de efecto albedo en verano está acelerando el calentamiento en el polo norte. El efecto albedo se debe a que el color blanco de la nieve y el hielo, permite reflejar de vuelta al espacio un 80 por ciento de la radiación solar incidente. Si no hay hielo, las aguas oscuras del océano absorben la luz solar aumentado su temperatura más rápidamente. Eso convierte al océano ártico en una alerta temprana del cambio de temperaturas. Las temperaturas en la región han aumentado el doble de rápido que la media global en los últimos cincuenta años. Pero no solo la superficie helada a disminuido, el grosor del hielo también ha ido menguando en las últimas décadas. Aunque la medida precisas de su disminución son más difíciles de cuantificar que las referentes a la superficie cubierta. Las medidas de satélite que se toman desde 1972 muestran que la extensión del océano Ártico está disminuyendo a razón del 11 por ciento cada década.

El director del NSIDC Mark Serreze, ha advertido que la cobertura de hielo en verano podría desaparecer hacia el año 2030, dejando un mar completamente transitable. En la actualidad ya es completamente navegable en el canal del Norooeste. La ruta del sur también conocida como (Ruta de Amunden) está también libre de hielo, junto con la ruta del Mar del Norte que bordea la costa Siberiana. Aunque el tiempo que permanece libre de hielo es muy breve. La última vez que la Antártida estuvo libre de hielo en verano fue hace 125.000 años, en el apogeo del último periodo interglaciar. Las temperaturas de la atmósfera en el ártico eran más cálidas que en la actualidad, y el nivel del mar era también de 4 a 6 metros más elevado, debido a que los hielos de Groenlandia y la Antártida estaban parcialmente derretidos.

Tenemos que considerar que los calentamientos globales rápidos como el que está llevando a cabo la era geológica que inauguró el ser humano “ANTROPOCENO”, implican peores consecuencias sobre los seres vivos que los calentamientos lentos que han tenido lugar en épocas pretéritas. El registro fósil demuestra que el calentamiento global que tuvo lugar hace 120 millones de años y duró unos 30 millones de años resultó inocuo, comparado con el PEMT (56 millones de años). Ese último periodo fue comparativamente 1000 veces más rápido que el anterior. Comparar el registro fósil de ambos sirve para sacar importantes conclusiones de cara a vaticinar las consecuencias del vertiginoso calentamiento actual. Y es que el verdadero problema del calentamiento debido a la acción del hombre es su velocidad (de 1 a 4ºC por siglo) frente a 0,000025ºC por siglo (Cretácico) o 0,025ºC por siglo en el PETM.

Los cambios medioambientales que esperan los científicos son: acidificación de los océanos (lo que elimina gran parte de la fauna marina), fenómenos meteorológicos extremos (ya comenzamos a padecerlos), deshielo glaciar y elevación del nivel del mar. Eso afectará en mayor medida a las especies animales que se verán forzadas a realizar migraciones en masa hacia las regiones polares, perdidas de hábitats, blanqueo del coral y extinciones. Los animales no pueden adaptarse a las nuevas condiciones en tan breve periodo de tiempo.

Expedición rusa para explorar el fondo marino en el Ártico.

Sin embargo, para los gobiernos de numerosas regiones del mundo, el calentamiento global es una bendición, aunque jamás lo reconocerían ante un foro internacional sobre el cambio climático. La posibilidad de acceder y explotar los vastos recursos gasistas y de petróleo del Polo Norte es algo a lo que no van a renunciar. La propia apertura de líneas comercialmente transitables que eliminan miles de kilómetros en los trayectos entre China, Taiwan, Corea del Sur y Japón por un lado y Canadá, Estados Unidos y Europa por otro, ya es de por si motivo de alegría. La apertura de las nuevas rutas comerciales supondrán una importante reducción de costes (no tienen que pagar por atravesar el canal de Suez, los barcos se ahorran más de una semana de viaje). Otro asunto será, observar la pugna de las principales potencias por controlar los recursos que quedarán accesibles en breve.


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